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  • Foto del escritorCarlos Huelin

La importancia de la Armada Española en la independencia de Estados Unidos

El pasado sábado 11 de marzo, tuve la gran suerte de poder visitar, junto a parte de mi familia, una de las maravillas más preciadas de la cultura militar nacional, el conocido Museo Naval de la Armada Española, situado en el Paseo del Prado de la capital, uno de los puntos neurálgicos de la ciudad. A parte de la emoción por reencontrarme con mucha gente cercana, pude disfrutar de un agradable paseo por el Parque del Retiro, unido al cariño y la cercanía de mi madre, como antesala a una experiencia donde abundarían un indudable sentimiento de satisfacción, y una pequeña enseñanza sobre una vertiente de la historia de España poco distinguida en mi propio saber.


Por lo que he escuchado a lo largo de mi existencia sobre la vida militar, gracias a la experiencia de parientes próximos en las Fuerzas Armadas, España ha ocupado una posición privilegiada, y de poder, como potencia en el desarrollo técnico, histórico y cultural gracias a los conocimientos en navegación y estrategia militar, cuyos progresos han dotado al actual Museo Naval con una variedad de estancias irrepetibles, haciendo alarde de una calidad única en términos científicos y metodológicos.


Una vez accedimos por la entrada principal de la galería, sobre las 12.30 de la mañana, pudimos conocer a la guía voluntaria que nos iba a acompañar durante el agradable recorrido. Asunción Sordo, miembro de la primera promoción de inspectoras en incorporarse al Cuerpo Nacional de Policía, allá por 1979, nos iba a deleitar con un despliegue inaudito de datos y referencias sobre la determinación que tuvo España en la sucesión de acontecimientos que desembocarían en el proceso de autonomía de Estados Unidos de América.



La exposición a la que acudimos se presentaba a lo grande con el título "Del Caribe al Canal de la Mancha. La Armada española en la Independencia Americana", y se erigió como motivo principal de nuestro periplo por el museo. Como bien se expone en sus principios, el tema central giraría en torno a la ayuda y la influencia que ejerció España, alrededor de dos siglos (s. XVI - s. XVIII), en la autodeterminación americana de Inglaterra. El camino empezaría en la fundación de las primeras ciudades gracias a los esfuerzos de grandes marinos, exploradores y gobernantes, como Menéndez de Avilés y Ponce de León, hasta el dominio económico que ejercieron Francia y España para cumplir los deseos de un admirable estratega, y nacionalista, George Washington.


A medida que íbamos recorriendo las ruidosas estancias de la presentación, observábamos lienzos, tratados y material bélico de un valor histórico incalculable, y con una consideración fundamental en el desarrollo de los Pactos de Familia (s. XVIII), responsables directos en el estallido del conflicto, con el rey Carlos III de Borbón como protagonista principal. Algunos propiedad del museo, otros cedidos por colecciones extranjeras o galerías nacionales. Gracias a la calidad bibliográfica del Museo Naval pude comprender muchos detalles desconocidos en el catálogo de valores que ensalza a la Armada como una institución modélica y respetada allá donde fuese.

Retrato Carlos III (Museo Naval de Madrid)

Cuando el estómago rugía y la atención comenzaba a brillar por su ausencia, fuimos testigos de la gran cantidad de operaciones en las que España tuvo que hacer frente al enemigo para recuperar enclaves decisivos en regiones clave e involucrarse enérgicamente en la obsesiva mentalidad determinista de Estados Unidos. No fue nada fácil, pero el envío de naves espectaculares y sobresalientes con respecto a las flotas contrarias permitieron la victoria de las Trece Colonias. De ahí el nombre de tal exhibición histórica.


Bajo mi punto de vista, todos los acontecimientos que se desataron tras la independencia de Estados Unidos en 1783 (firma del tratado de París) favorecieron al crecimiento político, económico, social y militar de España, permitiendo la construcción de una nueva nación. De hecho, el Conde de Aranda, embajador español en Francia durante aquella época, pronunció unas palabras que quedarán marcadas en la hemeroteca histórica de por vida:

Esta república federal nació pigmea, por decirlo así, y ha necesitado del apoyo de dos Estados tan poderosos como España y Francia para conseguir su independencia. Llegará un día que crezca y se torne gigante y aun coloso terrible en aquellas regiones. Entonces olvidará los beneficios que ha recibido de estas dos Potencias y sólo pensará en su engrandecimiento


CH

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